El trabajo de los misioneros en estas tierras del oriente fue dando poco a poco su fruto, luego de tantos esfuerzos fue creciendo la cristiandad, aumentaron los bautismos y el amor a la nueva religión.
Por esos años los habitantes del lugar decidieron mandar a esculpir una imagen de Jesús Crucificado de quién tanto les habían hablado sus evangelizadores. En el año 1594 la cosecha de algodón fue muy grande y lograron reunir una buena cantidad de dinero para poder lograr sus deseos de tener una imagen de Jesús.
Los habitantes del lugar le pidieron a sus misioneros que ellos hicieran el trabajo de buscar a algún escultor que les hiciera dicha imagen. Es así como el Provisor del Obispado de Guatemala, Don Cristóbal de Morales hace un contrato con el escultor de origen portugués Quirio Cataño, residente en la Ciudad de Santiago de Guatemala, antigua capital del Reino de Guatemala, quien se compromete a efectuar el trabajo que le ofrecen.
A lo largo de la historia han existido diversas teorías sobre el origen de la Imagen del Señor de Esquipulas, todas ellas son falsas ya que hay constancia histórica del documento en el que consta que la imagen del Señor de Esquipulas se mandó a esculpir en el año 1594 y fue entregada por Quirio Cataño el 4 de octubre del mismo año.
El documento original estuvo durante muchos años en la Parroquia de Quetzaltepeque, entre los libros parroquiales, hasta que en una visita pastoral el Obispo de Guatemala y de la Verapaz Don Fray Andrés de las Navas mandó se sacara una copia del contrato original que se encontraba muy maltratado.
Goathemala de la Academia de Geografía e Historia de Guatemala. Guatemala 2000. pag. 431
El siguiente es el texto del contrato efectuado entre el Provisor y Vicario General del Obispado de Guatemala y el escultor Quirio Cataño:
El siguiente es el texto del contrato efectuado entre el Provisor y Vicario General del Obispado de Guatemala y el escultor Quirio Cataño:
En la Ciudad de Santiago de Guatemala, a los veintinueve días del mes de agosto del año mil quinientos noventa y cuatro, Cristóbal de Morales, Provisor de este Obispado, concertó con Quirio Cataño, oficial de escultor, que haga para el Pueblo de Esquipulas un Crucifijo de vara y media, muy bien acabado y perfeccionado, que lo debe dar acabado el día de San Francisco, primero que viene, y se han de dar por él cien tostones de cuatro reales de plata cada uno; y para en cuenta de los dichos cien tostones confesó haber recibido adelantados cincuenta tostones de los cuales recibió realmente y el se obligó a cumplirlo, y para ello obligó su persona y bienes y lo firmó de su nombre y el dicho Provisor.
Algunos habitantes de Esquipulas fueron en la fecha convenida a la Ciudad de Santiago de Guatemala a recoger su querida imagen, la cual ya estaba terminada según lo previsto. Luego de completar lo exigido por el contrato ellos emprendieron su camino de regreso. Durante su viaje los pobladores de todos los lugares por donde pasaban se quedaban admirados de la belleza de dicho Crucifijo y pedían a los esquipultecos que les permitieran tenerlo al menos por una noche con ellos.
Fue así como comenzó una larga peregrinación por todos esos lugares de Guatemala por donde la Imagen iba impartiendo copiosas bendiciones hasta el día en que llegó a Esquipulas el 9 de marzo del año 1595.
Luego de cinco meses de amorosa peregrinación llegó a Esquipulas la Imagen del Señor Crucificado como el primer peregrino de una serie interminable que a lo largo de los siglos llegarán a dicho lugar. Los habitantes del lugar lo recibieron con mucho amor y le construyeron una pequeña ermita desde donde pudieran presentarle sus oraciones y recibir de él consuelo y bendición.
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