Por: Edgar Orellana
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Democracia, es un término espinoso y nace de las palabras helena “demos” (pueblo) y “cratos” (autoridad). Quiere decir, que el pueblo goza de la privilegiada sabiduría e inconfundible facultad para cohabitar con autoridad sobre sus representantes y el gobierno.
Una autentica democracia, reconoce al pueblo como genuino poder, que tiene la responsabilidad de asegurar la votación que elegirá los órganos administrativos -nacionales, regionales y locales- del Estado. Además, el pueblo, establece el legítimo control público de la gestión estatal.
Para los politólogos ortodoxos, la democracia tiene como precepto imprescindible, de que las mayorías deben gobernar sobre las minorías; sin desatender los derechos colectivos e individuales de los ciudadanos. Se deben salvaguardar los derechos fundamentales, de carácter universal, de todas las personas.
En la República de Cuba, durante más de cuatro décadas, se adoptó la llamada “democracia popular”. Término utilizado, sin el menor decoro, por la dictadura, impuesta, de Fidel Castro (un caudillo caribeño), para hermosear la ausencia de una “democracia real”. De esta manera, desde 1959, el Estado, con su estructura miscelánea, está en las manos de Castro y su séquito. Con consecuencias catastróficas y estáticas, los cubanos que residen en el archipiélago son ultrajados por un régimen autocrático; que les niega sus derechos universales y gozar de los principios democráticos.
Se ha corrompido la revolución, en la persona de Castro (“líder total en Cuba totalitaria”) que allana sistemáticamente el camino -de opositores y disidentes- para hacer uso de la intimidación y manipular la verdad, diz que para defender los intereses del gobierno y el pueblo. Cada jornada, los métodos de exaltación del espíritu (por medio de perorata dañina, con sus promesas quiméricas y la demagogia autoritaria) abarrotan a los cubanos y descorazona el alma de la nación.
Cuba es una miseria económica y desnudez física.
Fidel Castro, es el Presidente del Consejo de Estado y del Consejo de Ministro, Primer Secretario del Partido Comunista (único partido legalizado), y Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas. En último análisis, es el “Cacique” (personalización de la teoría y práctica del oportunismo político), que tiene el poder ilimitado del régimen, y con ayuda de la arbitrariedad mantiene control sobre la ley, y la aplicación radical de su experimento social y político (como sí los cubanos fueran ratillas de laboratorio). Fidel Castro, con ayuda del Partido Comunista, las organizaciones de masas, la maquinaria de Seguridad del Estado (hermana de la Gestapo hitleriana y la KGB estalinista), la burocracia del Consejo de Ministro y de Estado, controla todos los aspectos de la vida en el archipiélago cubano.
Una sociedad democrática, regida por un sistema de gobierno, presidencial o parlamentario, facilita la realización de elecciones incluyentes; y permite la participación libre e imparcial de todos los ciudadanos, para puedan elegir a sus gobernantes. Las elecciones democráticas deben ser auténticas contiendas avaladas por el pueblo, y no favorecerse la desvergüenza tras la que se enmascare un dictador o un partido político único.
Los gobiernos democráticos, están sometidos al estado de derecho. Esto facilita que se garanticen la igualdad en la aplicación de las leyes, como parte de las obligaciones de un sistema legal acrisolado. No se ha aplicado a las personas fusiladas o los cientos de opositores y disidentes encarcelados en Cuba.
En las calles del archipiélago cubano, se propaga el espectro del ayuno forzoso, el incremento del meretricio, la indigencia (el salario promedio mensual no alcanza los 10 dólares). El pueblo cubano sufre el síndrome del apartheid del turismo, que se resume en: no poder disfrutar las hermosas playas de la isla, los mejores hoteles y los apetitosos bufé, clubes nocturnos y restaurantes. Tal pareciera que para el régimen su prioridad es el bienestar de los extranjeros y no el pueblo.
Una autentica democracia, reconoce al pueblo como genuino poder, que tiene la responsabilidad de asegurar la votación que elegirá los órganos administrativos -nacionales, regionales y locales- del Estado. Además, el pueblo, establece el legítimo control público de la gestión estatal.
Para los politólogos ortodoxos, la democracia tiene como precepto imprescindible, de que las mayorías deben gobernar sobre las minorías; sin desatender los derechos colectivos e individuales de los ciudadanos. Se deben salvaguardar los derechos fundamentales, de carácter universal, de todas las personas.
En la República de Cuba, durante más de cuatro décadas, se adoptó la llamada “democracia popular”. Término utilizado, sin el menor decoro, por la dictadura, impuesta, de Fidel Castro (un caudillo caribeño), para hermosear la ausencia de una “democracia real”. De esta manera, desde 1959, el Estado, con su estructura miscelánea, está en las manos de Castro y su séquito. Con consecuencias catastróficas y estáticas, los cubanos que residen en el archipiélago son ultrajados por un régimen autocrático; que les niega sus derechos universales y gozar de los principios democráticos.
Se ha corrompido la revolución, en la persona de Castro (“líder total en Cuba totalitaria”) que allana sistemáticamente el camino -de opositores y disidentes- para hacer uso de la intimidación y manipular la verdad, diz que para defender los intereses del gobierno y el pueblo. Cada jornada, los métodos de exaltación del espíritu (por medio de perorata dañina, con sus promesas quiméricas y la demagogia autoritaria) abarrotan a los cubanos y descorazona el alma de la nación.
Cuba es una miseria económica y desnudez física.
Fidel Castro, es el Presidente del Consejo de Estado y del Consejo de Ministro, Primer Secretario del Partido Comunista (único partido legalizado), y Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas. En último análisis, es el “Cacique” (personalización de la teoría y práctica del oportunismo político), que tiene el poder ilimitado del régimen, y con ayuda de la arbitrariedad mantiene control sobre la ley, y la aplicación radical de su experimento social y político (como sí los cubanos fueran ratillas de laboratorio). Fidel Castro, con ayuda del Partido Comunista, las organizaciones de masas, la maquinaria de Seguridad del Estado (hermana de la Gestapo hitleriana y la KGB estalinista), la burocracia del Consejo de Ministro y de Estado, controla todos los aspectos de la vida en el archipiélago cubano.
Una sociedad democrática, regida por un sistema de gobierno, presidencial o parlamentario, facilita la realización de elecciones incluyentes; y permite la participación libre e imparcial de todos los ciudadanos, para puedan elegir a sus gobernantes. Las elecciones democráticas deben ser auténticas contiendas avaladas por el pueblo, y no favorecerse la desvergüenza tras la que se enmascare un dictador o un partido político único.
Los gobiernos democráticos, están sometidos al estado de derecho. Esto facilita que se garanticen la igualdad en la aplicación de las leyes, como parte de las obligaciones de un sistema legal acrisolado. No se ha aplicado a las personas fusiladas o los cientos de opositores y disidentes encarcelados en Cuba.
En las calles del archipiélago cubano, se propaga el espectro del ayuno forzoso, el incremento del meretricio, la indigencia (el salario promedio mensual no alcanza los 10 dólares). El pueblo cubano sufre el síndrome del apartheid del turismo, que se resume en: no poder disfrutar las hermosas playas de la isla, los mejores hoteles y los apetitosos bufé, clubes nocturnos y restaurantes. Tal pareciera que para el régimen su prioridad es el bienestar de los extranjeros y no el pueblo.
Durante más de 46 años, el poder es ejercido por Fidel Castro y existe un partido único. No se consiente contrariar las ineptitudes gubernamentales. Amnistía Internacional, considera a Cuba como el país que tiene en las mazmorras el mayor número de presos de conciencia. Destacados políticos e intelectuales del planeta abogan por la democratización de Cuba y la libertad de los presos. A ellos nuestra y gratitud.
¿Hay democracia en Cuba? ¡No! La dictadura existe, y es parte esencial en la vida y ambiciones atornilladas de la elite comunista, presidida por Fidel Castro. El “Cacique cubano” continúa pervirtiendo los destinos del país y coacciona a los nacionales con la enérgica ayuda de la red de vigilancia con agentes encubiertos, informantes, los Comités de Defensa de la Revolución (CDR) y las brigadas de respuesta rápida (BRR). Castro insiste en el control integral del país, y obliga al pueblo cubano a ser comunista mientras él viva.
En Cuba está prohibido el pluripartidismo y tener una opinión diferente al gobierno. Además, la tortura psíquica, depresión, neurosis, y desilusión total, obliga a un sinnúmero de cubanos salir de Cuba, los menos afortunados han muerto y están sepultados en la hondura de las aguas del Estrecho de la Florida y el Golfo de México.
Redactó, con sabiduría, en una ocasión, el excelso cubano Guillermo Cabrera Infante (que murió en el ostracismo -como otros cubanos- sin poder regresar a Cuba) al referirse a Fidel Castro: “Todavía es capaz de gritar Socialismo o muerte", aunque su versión del socialismo no deja otra opción que la muerte”.
Es incuestionable que el dictador Fidel Castro es un activo y excelente discípulo de Nicolás Maquiavelo (1469-1527), que aconseja a sus adeptos el empleo de la mala fe cuando sea necesaria para de esta manera se pueda sostener la política de un Estado. Es bien conocida su afirmación de que “el fin justifica los medios”.
¿Hay democracia en Cuba? ¡No! La dictadura existe, y es parte esencial en la vida y ambiciones atornilladas de la elite comunista, presidida por Fidel Castro. El “Cacique cubano” continúa pervirtiendo los destinos del país y coacciona a los nacionales con la enérgica ayuda de la red de vigilancia con agentes encubiertos, informantes, los Comités de Defensa de la Revolución (CDR) y las brigadas de respuesta rápida (BRR). Castro insiste en el control integral del país, y obliga al pueblo cubano a ser comunista mientras él viva.
En Cuba está prohibido el pluripartidismo y tener una opinión diferente al gobierno. Además, la tortura psíquica, depresión, neurosis, y desilusión total, obliga a un sinnúmero de cubanos salir de Cuba, los menos afortunados han muerto y están sepultados en la hondura de las aguas del Estrecho de la Florida y el Golfo de México.
Redactó, con sabiduría, en una ocasión, el excelso cubano Guillermo Cabrera Infante (que murió en el ostracismo -como otros cubanos- sin poder regresar a Cuba) al referirse a Fidel Castro: “Todavía es capaz de gritar Socialismo o muerte", aunque su versión del socialismo no deja otra opción que la muerte”.
Es incuestionable que el dictador Fidel Castro es un activo y excelente discípulo de Nicolás Maquiavelo (1469-1527), que aconseja a sus adeptos el empleo de la mala fe cuando sea necesaria para de esta manera se pueda sostener la política de un Estado. Es bien conocida su afirmación de que “el fin justifica los medios”.
Castro (encarnación de la teoría y práctica del engaño y desengaño) aprendió bien la lección, y a causa de su prepotencia el pueblo cubano tiene secuestrada su libertad.
Perdonen pero comparar a Guatemala con Cuba, es un insulto a la inteligencia.
He viajado incontables veces a Cuba " La Habana, Santiago de Cuba, Matanzas, Santa Clara" no he leído nada más de los trasnochados comunistas su versión, la he escuchado de labios de cubanos que añoran una Cuba Libre ( no la de ron con coca-cola)
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