René Rodas
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El Estado cuenta con tres mecanismos básicos para captar recursos financieros: impuestos en general, creación de moneda de acuerdo al desarrollo, donativos sin devolución y préstamos.
La deuda pública se contrae con el fin de afrontar pagos inmediatos o para financiar operaciones a corto, mediano y largo plazo. Por su origen puede ser interna o externa.
También se le llama deuda pública, a la cantidad acumulada que adeuda un Estado a particulares, instituciones financieras nacionales o extranjeras e incluso a otro Estado.
El Estado tiene la facultad de vender deuda pública para reducir la cantidad de dinero en circulación y mantener controlada la inflación. En caso contrario, también puede comprar los títulos de deuda pública y aportar circulante en el mercado.
En los últimos 30 años la economía nacional se ha visto afectada por el incremento constante de la deuda pública. La historia se repite con cada gobierno sin importar el partido al que pertenezcan.
El estado debe buscar el desarrollo integral de los pueblos, llevar salud, educación y bienestar general a todos los rincones del país. Para el efecto se han incrementado el rubro de la deuda externa para financiar proyectos de desarrollo. Sin embargo el uso desmedido de este recurso ha endeudado al país hasta niveles alarmantes.
Cuando un país cuenta con buena reputación de solvencia y los niveles de endeudamiento son manejables, las entidades financieras externas ofrecen cuantiosas sumas de dinero para que el país se endeude, normalmente por entidades provenientes de bloques económicos fuertes, y que se disponga del efectivo para realizar proyectos de desarrollo.
Este tipo de operaciones tiene un costo significativo, se deben hacer estudios de factibilidad de cada proyecto, donde se describe en detalle el objetivo, costo, y gastos de operación, entre otros, para luego someterlo a discusión, análisis y aprobación, y también genera costos por comisiones e intereses.
Lo peor de estas situaciones, es que en muchos casos se ha contraído la deuda, antes de realizar los estudios pertinentes para aprobar un proyecto y en algunos casos no han sido desembolsados por falta de capacidad en la ejecución de proyectos. Cabe preguntarnos:
¿Cuántos proyectos se han quedado en el olvido y sigue vigente la deuda? ¿Será que estos proyectos de desarrollo, se convierten en algún momento en un lastre social? ¿Porque seguimos celebrando y hasta agradeciendo a estas instituciones por el financiamiento otorgado al país, si no se recibe nada gratis, se pagan los intereses y se amortiza el capital? ¿Porque no se aprende de los ejemplos de Latinoamérica donde la deuda acarrea más pobreza y no desarrollo?
La deuda pública se contrae con el fin de afrontar pagos inmediatos o para financiar operaciones a corto, mediano y largo plazo. Por su origen puede ser interna o externa.
También se le llama deuda pública, a la cantidad acumulada que adeuda un Estado a particulares, instituciones financieras nacionales o extranjeras e incluso a otro Estado.
El Estado tiene la facultad de vender deuda pública para reducir la cantidad de dinero en circulación y mantener controlada la inflación. En caso contrario, también puede comprar los títulos de deuda pública y aportar circulante en el mercado.
En los últimos 30 años la economía nacional se ha visto afectada por el incremento constante de la deuda pública. La historia se repite con cada gobierno sin importar el partido al que pertenezcan.
El estado debe buscar el desarrollo integral de los pueblos, llevar salud, educación y bienestar general a todos los rincones del país. Para el efecto se han incrementado el rubro de la deuda externa para financiar proyectos de desarrollo. Sin embargo el uso desmedido de este recurso ha endeudado al país hasta niveles alarmantes.
Cuando un país cuenta con buena reputación de solvencia y los niveles de endeudamiento son manejables, las entidades financieras externas ofrecen cuantiosas sumas de dinero para que el país se endeude, normalmente por entidades provenientes de bloques económicos fuertes, y que se disponga del efectivo para realizar proyectos de desarrollo.
Este tipo de operaciones tiene un costo significativo, se deben hacer estudios de factibilidad de cada proyecto, donde se describe en detalle el objetivo, costo, y gastos de operación, entre otros, para luego someterlo a discusión, análisis y aprobación, y también genera costos por comisiones e intereses.
Lo peor de estas situaciones, es que en muchos casos se ha contraído la deuda, antes de realizar los estudios pertinentes para aprobar un proyecto y en algunos casos no han sido desembolsados por falta de capacidad en la ejecución de proyectos. Cabe preguntarnos:
¿Cuántos proyectos se han quedado en el olvido y sigue vigente la deuda? ¿Será que estos proyectos de desarrollo, se convierten en algún momento en un lastre social? ¿Porque seguimos celebrando y hasta agradeciendo a estas instituciones por el financiamiento otorgado al país, si no se recibe nada gratis, se pagan los intereses y se amortiza el capital? ¿Porque no se aprende de los ejemplos de Latinoamérica donde la deuda acarrea más pobreza y no desarrollo?
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