Por: Fidel Eduardo Orellana
Ha transcurrido apenas una semana del ascenso a la Presidencia de la República del Ing. Álvaro Colom Caballeros y ya se han producido dos señales de debilidad preocupantes para su administración y para todo el país.
La primera, la decisión de dar marcha atrás en el nombramiento de Fernando Fuentes Mohr como Secretario Privado de la Presidencia, ante la andanada de críticas que le llovieron por el posible conflicto legal que significaría que su sobrino, Juan Alberto Fuentes Knight, también esté en el equipo de Gobierno, al frente del Ministerio de Finanzas.
Si hay violación a la ley, eso debió preverlo el Señor Presidente o su equipo de trabajo, para no caer en el error de dar marcha atrás públicamente, dejando entrever que hubo improvisación en los nombramientos. Si no hay violación a la ley, el Ejecutivo debió mantener en su puesto a ambos personajes, la firmeza de carácter del Primer Mandatario envía a todo el país un mensaje de seguridad y tranquilidad.
La segunda señal, el abortado nombramiento de Alfredo Tay Coyoy como Viceministro Administrativo de Educación. Como bien sabemos, el Presidente Colom se reunió hace unos días con Joviel Acevedo, dirigente de la Asamblea Nacional del Magisterio y de esa reunión surgió la decisión de ratificar en el cargo a Ana de Molina, con la condición de nombrar como viceministros a Olmedo España, Virginia Tacán de Tzul y María Alicia Telón, sugeridos por el magisterio.
La sorpresa fue general cuando se dio a conocer que España ya no iría como Viceministro Administrativo y su lugar sería ocupado por Tay Coyoy, por decisión de la ministra. Tay Coyoy, quien no goza precisamente de las simpatías del gremio magisterial desde los tiempos en que fue ministro de Educación durante el gobierno de Ramiro de León Carpio, encima fue llamado para desplazar a una de las tres propuestas de los maestros, que ya había sido negociada y aceptada por Colom. Ante la amenaza de huelga del gremio de docentes encabezado por Acevedo, el Gobierno se retractó y decidió no nombrar a Tay Coyoy.
Las lecturas son variadas: un gobierno que en los primeros días intenta quedar bien con todos, girando como veleta según sople el viento. Pero el resultado, de seguir así, puede ser desastroso, finalmente no se satisfará a ningún sector y el desgaste puede sobrevenir mucho más rápido.
O improvisación, tomando decisiones según se vayan dando los acontecimientos, lo cual conlleva el peligro de descalabros en la administración pública por decisiones precipitadas.
Acaso conflicto de intereses entre ideología y compromisos de campaña. Los principios socialdemócratas de los que se proclamó abanderado el Presidente Colom quizá puedan ser de difícil aplicación ante las presiones de obligaciones o responsabilidades contraídas por la UNE durante la campaña.
Sea cual sea la razón, lo que urge en estos momentos es que la ciudadanía tenga la certeza de que en la Presidencia de la República hay carácter, temple, seguridad y fuerza en todas las decisiones. Para eso elegimos Presidente.
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