19 de marzo de 2008

Indigente con clase.




Por: Oscar Fernández.
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Después de cumplir un año y seis meses de no poder realizar un negocio en la línea de bienes raíces y totalmente en número rojo la cuenta de cheques, comencé a cuestionarme si era el negocio, que debía de buscar mi futuro económico y desde luego mi bienestar a nivel familiar.

Con cincuenta años cumplidos no es fácil conseguir un trabajo en alguna empresa comercial, sobre todo en los países latinoamericanos; hay demasiados prejuicios y para ser honesto hay razón en un 40% sobre éste asunto.

A título personal el colón irritable después de una severa operación de vesícula hace dos años y que casi no la cuento, ya que estuve al filo de la muerte; pero un milagro y mi familia apoyándome incondicionalmente, pude salir adelante, tardé un poco, eso me hizo no ser productivo casi seis meses, luego la debacle de la ciudad de cuarta generación que estaba vendiendo, era un excelente proyecto pero quedó en una utopía...a la fecha sigo aun frustrado de está experiencia, pero es parte de la vida...parte de la aceptación madura de una dura experiencia y después de dos años, ya puedo decir que lo asimilé, pero todas estas vicisitudes; lo que hicieron en mi persona fue....MADURAR.

Ahora mis circunstancias no han cambiado, pero mi actitud es de un hombre invencible con una fé inquebrantable y enfocado en lo que el futuro me depara...estoy consciente que los problemas siempre estarán allí, presentes, es una sombra de terror, pero hay que enfrentarla con valentía y honor....

No debo nada, no tengo bienes materiales importantes, pero tengo el mayor bien que la vida me puede regalar...es estar vivo y con puertas abriéndose cada vez que lo intento y sobre todo en silencio en mi cubículo, hincándome y orándole a mi Dios, padre Todopoderoso, “que haría realmente sin él”....ahora entiendo que me a cuidado de una manera sobrenatural...el me ama…ahora lo sé.

Oscar H. Fernández Juárez
Guatemala, San Miguel, El Tejar, Chimaltenango.

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