6 de abril de 2008

Los secretos del look de la Presidenta de Argentina.


Tomado de la nación.com



Cristina Kirchner miraba al público y jugueteaba con un abanico blanco. Movía las manos con cuidado. Una torpeza podía arruinarle el delicado peinado frente al presidente ecuatoriano, Rafael Correa. A la hora del discurso, el jueves, abordó por primera vez un aspecto central en la construcción de su personaje político: "Me critican porque me arreglo demasiado, por mi pintura y por mi pelo, pero a ellos les molestan los intereses que hemos tocado".

Algo seguro es cierto: sobre sus pestañas cargadas de rímel, sus trajes de diseño y el Rolex Lady Date Just de oro y brillantes se ha debatido como si se fueran cuestiones de Estado. Con o sin críticas, la imagen es un interés en el que la senadora ha invertido mucho tiempo y dinero. Y que se potencia en sus viajes al exterior, como el que inició ayer a Nueva York.

Sin embargo, nadie consiguió hasta ahora una foto de ella en una tienda de lujo. En su entorno admiten que quiere borrar cierta fama de compradora compulsiva: "Jamás les daría el gusto a los fotógrafos de inmortalizarla en una vereda de Louis Vuitton".

Se sabe que la mayoría de los trajecitos que adora (según el género, pueden trepar a los 1800 pesos,) y livianos vestidos de seda (desde 1000 pesos) tan incómodos a la hora de bajar de un avión son creación de Susana Ortiz, diseñadora que enmudeció desde que comenzó a vestirla. "No hablo de ninguna de mis clientas", se ataja.

En Claude Benard (junto con Ricky Sarkany, la marca de zapatos favorita de Cristina Kirchner) también hacen mutis sobre su clienta del poder. Se sabe que ella no va al negocio; le acercan a domicilio varios pares por mes para que elija. Sus preferidos: de taco aguja y punta afilada (500 pesos).

Más de una vez asistió a inauguraciones de ferias de moda, atraída por diseñadores jóvenes. A nadie le extrañó verla con algún diseño de Tramando, la marca de Martín Churba de alta gama; también innovó al llevar una musculosa de Jessica Trosman, de incrustaciones de piedras y acrílicos. Y no todo es diseño fashion . Cuando viaja a su casa de El Calafate saca a relucir artesanías en plata con piedras incrustadas, ponchos de lana de oveja teñidos con productos naturales y entalladas camperas de cuero que compra en Cardon y Gloria López Sauqué, que rondan los 2500 pesos.

Cristina Kirchner siempre paga en efectivo y "jamás discute un precio". Marcelo Senra, que la ha vestido bastante en los últimos tiempos, confirma esa tesis: "Ella me avisa vía un asistente que va a venir a mi showroom , y elige con absoluta seguridad. Pero no es nada compulsiva. Más de una vez repitió equipos [uno de tres piezas ronda los 1200 pesos] y sabe muy bien lo que cuestan las cosas. Me gusta cuando tiene un toque étnico. Hace poco le vendí un conjunto tejido de lúrex gris, con faja importante, que le quedaba brutal. Cuando pasa por acá se lleva dos o tres conjuntos".

Se la nota cómoda con su melena larga y abultada (obra del estilista Alberto Sanders). Las extensiones (de 15 a 20 pesos cada una) se retocan cada tres meses y están pensadas para dar un look joven y moderno.

Es evidente que la lucha contra el tiempo ocupa a Cristina. En su círculo cercano dicen que siempre le tuvo miedo al bisturí. Del tema no hay especialista que quiera hablar, pero algunos sospechan que se ha hecho un lifting (3000 a 5000 dólares). Lo que no excluye la opción del ácido hialurónico para relleno de labios (300 dólares la aplicación) y de toxina botulínica para despejar el área de los ojos.

Amelia Saban, de Ménage à Trois, comenta que el refreshing no la sorprende porque está a tono con la manía de muchas argentinas con poder adquisitivo: "A mí no me gusta cómo se viste, pero es cierto que ya existe un look Cristina. Así como no podemos cambiar a Su Giménez, tampoco podremos cambiarla a ella".

En cuanto a la máscara de pestañas, la maquilladora Regina Kuligowski celebra que la haya alivianado, pero señala que ahora exagera con las sombras oscuras en los ojos, que le dan un estilo teatral pasado de moda.

El diseñador Benito Fernández no se detiene en detalles, ya la imagina presidenta y juega a verla el día de la asunción con un traje suyo de color coral: "Me parece mona, sexy y con una cabeza muy moderna".

Con o sin asesores, "la señora" parece que no piensa cambiar su look sexy, sino cultivarlo como marca propia. Sumado a cierta rebeldía protocolar, su histrionismo y la relación escurridiza con la prensa redondea el estilo CK, que de Calvin Klein no tiene nada.

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