Las mentiras repetidas, se vuelven verdad(ahora yo respondo)

.

.

Por: Madeli Morales

madeli@megachapines.com

.

.

Hay muchos puntos que Fabrizzio toca en la respuesta que me dio, pero responderé a lo siguiente, los que queden fuera con gusto los responderé muy pronto en un nuevo tema.

Una de las ventajas de tener un acceso ilimitado o el control monopólico de los medios de comunicación hace que las mentiras repetidas cientos de veces vayan tomando tintes de verdad. De igual forma reaccionaron los representantes de la corona española, los cuales al verse atacados constantemente por los patriotas que buscaban la emancipación política y económica de España, comenzaron a buscar "intervenciones extranjeras".

Así como los representantes de la corona española acusaron a los próceres independentistas de albergar ideas extranjeras subversivas, así los representantes del poder económico y político actual acusan a los patriotas más recientes de haber sido utilizados por injerencias foráneas. Como se ve que cuando el poder reside en el dinero, no hay valores morales que valgan. Ese país comunista, al que ahora se acusa de que su pueblo "no puede oponerse o expresarse en contra del gobierno" es capaz de brindar cientos de médicos para atender a las poblaciones más remotas de Guatemala.

Hay datos de que en ocho años, cerca de 2,500 médicos cubanos dieron más de 17 millones de consultas, y redujeron al mismo tiempo los índices de mortalidad materna e infantil. Y estamos hablando de regiones remotas, no de clínicas situadas en la ciudad con la comodidad del aire acondicionado. Sin embargo, los que ven "comunistas" hasta debajo de la cama, no son capaces de reconocer el aporte de estos patriotas cubanos y no entienden ni jamás entenderán la entrega y el sacrificio de una moral que no se respira dentro de las "sociedades libres y capitalistas".

Que bajo la bandera del comunismo, personajes como Stalin hayan asesinado a miles de personas es algo que es innegable. Eso, como otros excesos de regímenes comunistas, está registrado en las páginas de la historia. Ni los mismos comunistas lo pueden negar. Pero en el caso de Guatemala nunca ha habido un régimen comunista, y por lo tanto el número de muertos durante los años de conflicto apuntan hacia las manos ensangrentadas del gobierno. Antes de acusar a una persona de comunista sólo porque esa persona señala las atrocidades de los gobiernos represivos, léanse “todos los reportes de la Comisión de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas” y verán que no se puede tapar el sol con un dedo.

Aquí no se trata de defender a los guerrilleros, que bien es sabido que cometieron errores, pero tratar de comparar los errores de la guerrilla con la política de genocidio del gobierno es deliberadamente sucio e inmoral. No se puede y no se debe ocultar que los guerrilleros secuestraron y asesinaron, y los que sufrieron en carne propia directa o indirectamente esos vejámenes tienen todo el derecho de alzar su voz en contra de esas acciones. ¡Que lo hagan que tienen todo el derecho del mundo!

Pero si queremos construir una Guatemala democrática donde el poder de la mayoría gobierna sobre el poder de una minoría, debemos entonces darle la oportunidad a todos esos que sufrieron los vejámenes del gobierno, de los militares y de los escuadrones de la muerte. Entonces, la balanza se inclina y queda al descubierto que el mayor criminal, sin comparación alguna fue el gobierno y sus instituciones criminales.

La historia de Guatemala es clara cuando se desnuda la verdad de poblaciones marginadas a costas del enriquecimiento desmedido de un sector privilegiado. Esa historia no es invento de nadie, y sin embargo es una vergüenza para las altas clases. Ilusoria es la libertad de nuestros pueblos:

¿Tienen los pueblos libertad para decir: tenemos hambre? ¿O la tendrán para decir que no aceptan el incremento a los pasajes de los buses? Claro, libre es una madre de llorar la muerte de su hijo por falta de medicinas. Libre es también el desempleado de pararse en una esquina y extender la mano para que otro ciudadano, libre como él, le pueda tirar unas monedas o lo ignore.

¡Pobrecitos los cubanos que al no tener mendigos, no pueden ejercer esa libertad!