28 de diciembre de 2007

Carta de un padre a su hijo.




Por: Hugo García
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Fecha; Cualquier momento de la eternidad.

Amado hijo;

Eres ya un hombre, estas en edad de comprender las palabras con que te escribo la presente, que posiblemente no sea de tu agrado porque toca un tema que te provoca un torbellino de sentimientos y sensaciones no solamente violentas sino difíciles de comprender, más aún, difíciles de dominar y lo peor, que te causan extremo dolor y desasosiego. Aún sabiendo el malestar que te provoco me es imposible dejar de escribirte, debes comprender que yo también me encuentro involucrado, pues como te amo profundamente, sufro intensamente al pensar que tu actual felicidad, que a mi modo de ver puede ser muy breve, se transforme en amargo cáliz con el transcurso del tiempo, situación que en la mayoría de los casos resulta tristemente permanente. Creo que para que te sea más fácil aceptar las palabras que te expreso, debes tomar en cuenta las siguientes razones, por demás lógicas:

1) Te amo profundamente y el amor no es sólo un sentimiento o el intercambio de caricias, es mucho más que ello: “es un poder espiritual que el Creador nos provee y que nos permite sacrificarnos por otro, aún por el enemigo según nos explica Jesús”, ya no digamos por ti, que te he tenido entre mis brazos y te he cuidado y protegido tiernamente hasta hoy, quitándome de mi propia comodidad para que tu estés cómodo, es decir sacrificándome por ti. No desconfíes de mi pues como has podido percibir, siempre te he amado, de modo que mi intención no es hacerte sufrir sino prevenirte de algo que puede provocarte profundo daño más adelante, aún cuando estoy sufriendo junto a ti porque se que necesaria e inevitablemente te haré sufrir.
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2) A tu edad muchos piensan que papá no sabe, no comprende, él cree que yo no puedo, él no la conoce, él no sabe que nuestro amor es algo diferente, que ella me ama tanto que cualquier defecto que pudiera tener, lo va a dejar porque me ama, que me brindará una dicha no solamente eterna sino exquisita. Una situación similar hemos vivido todos, por una mujer que lo vale o que no, (a las mujeres les pasa lo mismo). La triste experiencia de un hombre de mi edad, que lógicamente ha visto más mundo que tú, que he visto los fracasos de otros y, de alguna manera el mío propio, provocados por la falta de sensatez y experiencia cuando se toman las decisiones a las que tú hoy te enfrentas, es que las cosas no resultan como uno cree. Y para que no creas que la falta de sensatez se manifiesta solamente en nuestra relación con el sexo opuesto, he de decirte que he conocido a muchos hombres que a mi edad son vendedores o cobradores, que viven pobremente y someten a su familia a ello, y todo porque no escucharon a papá que les dio la oportunidad y los exhortó para que estudiaran una carrera profesional. Muchos no la aprovecharon por amor (deseo y sentimientos) a una mujer, a la que después han sometido a la pobreza por tomar decisiones precipitadas; este no es el verdadero amor sino la pasión.
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3) Todas las decisiones que tomes tú, u otros a tu alrededor (como los políticos y aún el FMI, tan lejos de ti espacialmente) y sobre las cuales no puedes influir, afectarán tu vida de un modo u otro. Las que más directamente te afectarán serán las que tu tomes y entre ellas, las que tienen un efecto intenso en tu futuro, como es fácil comprender, serán aquellas que se relacionan con tu decisión de coronar una carrera universitaria, la carrera que elijas y la esposa que elijas; en este último caso debes tener presente que no solamente estarás escogiendo una compañera sino también una madre para tus hijos, a quienes debes amar desde ahora y esforzarte por brindarles la mejor madre posible y más aun, esforzarte por ser el mejor padre posible
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4) Aún cuando te parezca difícil de creer, debo decirte que me he esforzado por ser el mejor padre posible para ti. Se de sobra que he cometido muchos errores en el pasado, y que te he lastimado innecesariamente; pido a mi Dios que abra mis ojos y mi corazón para lograr ser el padre que tu necesitas y a ti, que me perdones y que me ayudes a lograrlo, permitiendo que haya entre nosotros una sincera amistad, para lo que debemos aprender a conversar sosegadamente en un clima de mutuo respeto en que cada uno se esfuerce no solamente por los intereses propios sino primordialmente por los del otro, que es lo que Cristo nos impone como manifestación de un amor verdadero.

Con base en lo anterior y en mi modo de pensar en cuanto a la mujer con que hoy te relacionas, a la que no menosprecio sino considero un ser humano que como todos, posee una personalidad que manifiesta a través de su comportamiento, que a mi me parece no adecuado para ti y tus hijos. Insisto en que yo no la condeno, ¿quién soy yo sino un ser humano imperfecto como todos, sin ningún derecho a juzgar? Ni siquiera el perfecto Cristo vino a juzgar sino a salvarnos, de modo que yo no pretendo ser juez para ella sino solamente salvarte a ti de un futuro que me parece que pueda resultarte muy sufrido. Tú eres el que decide sobre las cosas que afectarán tu futuro y el de los tuyos, incluida la pareja que elijas.
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A mi me parece que lo correcto es que la dejes, no solamente por su comportamiento, sino porque tu estás muy joven, nubilado por un amor más bien físico y pasional. Se que es una decisión sumamente difícil pero te ruego hacer un esfuerzo por ver las cosas como realmente son y no como tu alma te inclina a pensar que son, has un esfuerzo con tu parte intelectual (con tu mente) por ver las cosas como son, independientemente de tu parte emotiva (tus sentimientos). Si tomaras la decisión de dejarla, requerirás de un gran valor y coraje para cumplirla, lo que constituye un gran reto a tu hombría, que no dudo posees los atributos para vencerlo.
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En todo caso la mejor ayuda es Cristo, habla constantemente con él y no te preocupes, estás tan joven que tendrás otras oportunidades para amar, en la misma forma y con la misma intensidad; créeme, lo he visto y experimentado, y cada vez uno cree jamás haber amado así y que no podría amar así a otra persona. Busca amigos para no sentirte solo, si te parece yo me ofrezco, no busques otra mujer sólo para mitigar tu pena, ello es cruel, injusto y vil, indigno de tu hombría; además no te satisfará (lo intuyo, yo jamás lo hice). Busca de nuevo el amor hasta después de haber vencido esta angustia, pero sobre todo busca a Cristo, él te enseñara a amar y a buscar la pareja adecuada, a través de la sabiduría que encontrarás en la Biblia.

Finalmente debo manifestar que cualquiera sea la decisión que tomes, yo seré siempre tu padre y por nada dejaré de amarte, y a la mujer que tú elijas trataré de amar como a mi hija. Mi padre una vez me dijo que para elegir pareja uno debía ser maduro en lo biológico, lo económico y en lo intelectual; yo añadiría que además en lo espiritual. La mayor parte de nosotros a esa edad solamente posee la madurez biológica (la capacidad para amar sexualmente) y esta nos deslumbra, no queremos aceptar razones y creemos que no hay otros factores que tomar en cuenta, idealizamos al amado o amada como un ser perfecto, nos negamos a ver sus defectos. Te ruego con base en lo expuesto, que te des tiempo para madurar en los otros sentidos, de lo contrario estarás actuando egoístamente con ella (quienquiera que sea, incluso la actual) y con tus futuros hijos y no hay nada mas lejano al verdadero amor que el egoísmo. Ruego a Dios que te ilumine en las decisiones que has de tomar, que resulten de beneficio para tu vida futura y la de los tuyos, incluida tu pareja.

Con todo mi amor y esperando que puedas responderme ya sea por escrito o conversando conmigo se despide




PAPÁ

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