19 de diciembre de 2007

La nostalgia navideña.



Por: Madeli Morales


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Aunque en algunas partes la Navidad se ha convertido en un derroche de propaganda para comprar regalos y se comercializa el significado de la misma, la verdad es que esta debería ser una oportunidad para compartir lo que tenemos con los que tienen menos o con los que no tienen nada.

La Navidad debería ser compartir y compartir todo: amor, solidaridad, calor, un gesto amable, una sonrisa, una disculpa por cualquier error.

La Navidad es una fecha para recordar cuando niños o niñas el recorrido de las navidades que entretejiendo una cadena de recuerdos regresan a esta época del año. Las tradiciones contribuyen a que toda la comunidad participe en una fiesta religiosa que de se nos va incrustando en la piel y que cuando llega el momento propicio afloran de nuevo.

Como no recordar hasta los sabores y los olores, como el olor a pino y a manzanilla, los cohetes, las posadas, todo eso que hace de la Navidad una fiesta muy especial.
Para los que hemos cruzado la frontera del norte, por las razones que sean, las Navidades actuales ya no pueden ser iguales. Las tradiciones que fuimos observando desde pequeños se vinieron dentro de nuestros corazones, pero los lugares en los cuales vivimos no prestan las condiciones adecuadas para practicarlas.

Hablemos de las posadas por ejemplo: La realización de las mismas conlleva toda una preparación metódica de los que las planifican, y a la hora de realizarlas participan no sólo ellos sino que además la comunidad. Eso le da a esa actividad una característica muy especial, esa es una de las cosas que se pierden al vivir en otro país que no cuenta con una cultura similar.

En los Estados Unidos, la celebración de las fiestas navideñas no es en nada parecido a como se celebra en Guatemala. Podemos, si queremos, tener un árbol navideño en nuestra casa adornado con todos los motivos navideños, pero fuera de nuestra casa el ambiente es diferente al cual nuestros ojos se acostumbraron a ver en nuestro país. Puede ser que en el vecindario haya más de una casa adornada con luces navideñas y puede también que a través de la ventana se observen las luces de un árbol navideño, pero dentro de esa casa no se respira el aire de comunidad con el cual hemos crecido.

La fiesta navideña se convierte así en una fiesta privada que sólo se disfruta dentro de casa. Aún cuando los vecinos celebren estas fiestas, lo harán siguiendo sus tradiciones propias que lo más seguro es que sean diferentes a las nuestras.

Por todo eso y porque en los tiempos de navidad se sobreviene una lluvia de recuerdos de aquellos tiempos que no volverán es que abunda el espíritu melancólico y en algunos caso depresivo. La melancolía es una especie de tristeza leve, es como un suspiro de algo bonito que pudo haber sido y no fue, es soñar con lo que se tuvo y ya no se tiene, es mirar el presente con ojos llenos de un pasado que casi siempre fue mejor.

Si esa tristeza es severa, puede convertirse en un sentimiento de depresión. Ese sentimiento puede ser exacerbado por la pérdida de un ser querido que ya no podrá acompañarnos o porque los seres queridos están lejos y el calor que ellos nos brindan a través de la distancia y del recuerdo nos llega muy frío.

La navidad es así como ese abrigo viejo y raído que sólo nos lo ponemos cuando hace frío pero que nos sirve para cobijar a nuestros hijos quienes lo ven con mucho brillo. Ellos se lo pondrán también y con el tiempo les pasará lo mismo.
Ellos se sentirán tristes cuando ya nosotros nos habremos ido.

1 Comentarios:

Anónimo dijo...

HOLA DIOS LES BENDIGA MADELI ESTA MUY LINDO TU COMENARIO HACERCA DE LA NAVIDAD, SABES ME GUSTA MUCHO Y ESPERO DIOS TE BENDIGA GRACIAS POR COMPARTIR TUS PENSAMIENTOS. SIGUE ADELANTE Y DIOS TE BENDIGA.