12 de enero de 2008

Operación Galaxia.



Por: Oscar Fernández
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Era el año de nuestro señor 2001 finales de febrero me dirigía a una reunión que reconozco me había intrigado ya que la persona con quién me reuniría nada menos uno de mis mejores amigos que tuve en la época de estudios universitarios, de eso ya 21 años atrás.

Fernando Rubén Alfonso Cortina T. de Pontevedra, me esperaba de pie frente a la mesa redonda de piedra que se encontraba en el jardín junto a la fuente del pez que borbotaba agua por su boca. El Café Condesa, sitio de mi predilección cuando visito la señorial y colonial Antigua Guatemala, que no está demás recordar que fue declarada patrimonio cultural de América , sus calles empedradas y sus edificaciones mantienen el ambiente de esa maravillosa época.

Al verle me dirigí hacía él y le di un fuerte abrazo, lucía bien y bronceado, fuerte como un toro de Miura , a pesar de ser mayor se veía lozano, su cabellera era totalmente blanca y espesa, contraria a mi incipiente calvicie que ya cubría la parte de mi coronilla completamente; lo cual no me daba problema y menos preocuparme por ella, soy de los varones que envejecen con dignidad, detesto eso de pintarme el pelo para lucir más joven…la juventud se lleva en el corazón, en el espíritu y en la salud del cuerpo

Pero parecía que compartíamos aún esos valores, fuimos una generación que recordó valores y principios que comenzaban a olvidarse y tal parece que eso no había cambiado nada. Mis caminos se fueron en el orden sobrenatural y mi amigo según supe se fue por la investigación arqueológica de civilizaciones antiguas.

Vestía casual, un traje de lino color beige y camisa de algodón, mocasines de manufactura italiana y sin calcetines llevaba un oyster perpetual submariner de la casa
Rolex lo divertido era que mi reloj de pulsera era del mismo diseño, hasta la carátula era del mismo color pero la diferencia era que el mió era un Invicta. Un anillo de oro y engastada una piedra preciosa parecía un zafiro con destellos impresionantes y elegante.

-Parece que la vida te ha sonreído- le hice la observación a la vez que pedía al servicio un café.

-Sí, Fernández o te puedo seguir llamando poeta. (mote de la época 1979-1983 )

-cómo quieras- le dije en tono amistoso.

-Fernando, ¿tengo entendido que viajaste por Europa y parte de África buscando civilizaciones perdidas? era la última noticia que tenía de él a través de los diarios de hace algún tiempo.

-Sí; en efecto, estuve investigando ciertas ciudadelas de la antigüedad y tratando de confirmar y descubrir una hipótesis que trata sobre los contactos milenarios de todas estas civilizaciones con tecnología adelantada.

Al escuchar está parte de la conversación, no pude evitar poner una cara de sorpresa y escepticismo.

-¿Cómo? Sería posible eso que me comentas hace 3,500 años o más, a menos que hayan tenido Internet,- eso lo dije en tono de burla-

-Fernández, quiero decirte que si fue posible, y estoy aquí contigo, ya que el que inspiró esa teoría hace 21 años fuiste nada menos que “tú”.nuevamente se me cayó la quijada de la confesión de Fernando Rubén.

-Mis estudios en el extranjero de arqueología y espeleología, con dos maestrías de historia me han llevado a lo que soy ahora___confirmó Fernando.

-Disculpa Fernando pero cual es tu base para está descabellada cruzada que haz emprendido y asumo que patrocinado por empresas internacionales.

-Mi base es que encontramos en Egipto cerca del Nilo, una cámara completamente hermética y al abrirla con equipo sofisticado, la sorpresa fue mayúscula ya que había equipo de alta tecnología incluso más adelantado que lo que actualmente usamos-prendió un cigarro dando una bocanada al espacio.

-Me resulta difícil creer, pero siempre he pensado que nuestro planeta fue visitado por seres de otras galaxias…

-Fernández, por supuesto esto que te acabo de confesar es absolutamente clasificado y espero que seas discreto al respecto-, mirándome con dureza.

-Oye Fernando Rubén, sé cuando callar y cuando hablar, dije en tono furioso ya que sabía que tenía fama de hablador.

-Escucha bien Fernández, quiero contratarte para una misión o más bien dicho para una investigación que atañe al descubrimiento. Sí estas dentro solo dilo y pídeme lo que sea necesario.

-Claro que estoy dentro, necesito quince días y toda la información posible que me puedas proporcionar para entender que es lo que debo buscar.

-Sucede mi querido Fernández, parece ser que la base de operaciones de los alienígenas estaba ubicada en estas coordenadas y solo vos sos capaz de descubrir donde están, he leído tu obra y los directores de la operación “galaxia” al ver tu historial y desempeño te confirmaron.
Continuará.

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