26 de abril de 2008

Días fatales.

Por: Oscar Fernández

¡De pronto! Dos auto patrullas llegaron intempestivamente a la casa de campo en un pueblo donde la mentira y el chisme hacen sus delicias entre los incultos del pueblo olvidado por la nación.

Con lujo de fuerza y arrogancia desmedida., colocaron los dos vehículos en tal posición que no permitieron salir a nadie de la granja...mi hermana menor, después de un buen tiempo llegó a mi dormitorio, el lugar más escondido de la casa, donde por razones de necesidad y orgullo, me había refugiado desde hace dos años, era mi cueva, era todo lo que me quedaba de una vida difícil y desgastada, pero era el símbolo de una trinchera que me tenía vivo y cada vez me fortalecía más.

Unos toques en la puerta de madera a punto de caerse de una bisagra que colgaba y ni para eso alcanzaba lo poco que me daban los chapuces que lograba hacer, abrí con dificultad ...les vi el rostro desencajado y los ojos se le salían de las cuencas, que en cuestión de segundos me contagiaron su temor reflejado en sus rostros.. Que pasa ____QUE ES LO QUE PASA_____ repetí gritando.

¡Vinieron por vos! Ahora el que tenía el rostro completamente desencajado era Yo. Tienen una orden para conducirte a la comisaría, parece ser que hay una demanda civil en contra de vos.

Pero si no debo nada, tampoco tengo nada, que podrá ser lo que me haya involucrado en semejante lío... ¡escondete! por favor, hermano, escondete!! Me entró un pánico primitivo y como un niño asustado me refugié en mi cubículo, apagué la luz y me senté a espera que iba a PASAR...pero teniendo una mente tan febril y creadora, lo único que hacia era crear escenarios caóticos....no pude evitar llorar y sentirme desvastado, me sentí impotente ante tal situación...quise orar y no pude, quise gritar y mi grito se ahogó en mi boca, era una completa piltrafa humana, jamás había tenido un arresto en mi vida...el pobre como lo era ahora, era un hombre honrado y la vida me juzgaba en apariencia un asesino de situaciones intensas que no podía resolver...la vida no es justa a veces y había llegado mi turno.

Continuará.

El fiscal.

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