7 de mayo de 2008

AFRICA V

----Por: Oscar Fernández----

La tarde comenzaba a dar sus primeros pasos, el calor se había ensañado con los peatones que pululaban por las aceras, trataban de arrimarse a un paredón o sombra ya que el tiempo estaba implacable, de pronto una dama que conocía de hace algún tiempo se atravesó la esquina, precisamente frente a nuestra vista...

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¡¡Mira!! Fernández, eso si es una dama en toda la extensión de la palabra. Dijo asombrado y levantándose de su lugar Fernando Cortina de Pontevedra, aquí parecía que su título nobiliario perdía valor en comparación a la belleza de Laura Esmeralda; por cierto, tiempo atrás le había conocido y tuvimos una salida, como dicen los muchachos, una cita.

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¿La conoces? volvió a insistir mi amigo Fernando. ¡Sí! por supuesto que le conozco, le conteste impulsivamente pero arrepintiéndome inmediatamente.

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¡Llámala! al ver la insistencia de Fernando, me levanté de mi lugar y me dirigí hacía ella. Laura Esmeralda Travieso Rivadeneira. Al verme se quedó de una sola pieza, pero su porte era tan espectacular que hizo que los automóviles que pasaban por la avenida casi chocaran al querer verle ya que en honor a la verdad, no había en la ciudad un rostro más bello que el de ella.

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Era algo especial, una clase que imponía respeto y a la vez invitaba a tratar de conocerle, le conocí en una oficina, pero como mi mundo es tan absurdo para casi a todos los que conozco, ese día no le tome la debida importancia y después de un saludo amable, me retiré cortésmente..lo cual, sin proponérmelo le había impactado de tal manera que decidió saber más de mi persona...un día de verano del 2005 se me apareció de repente, me encontraba en un café, escribiendo mi segunda novela "Pasión por la vida" pero estaba tan concentrado en lo que escribía y por otro lado, una de mis características es que viajo a través del tiempo en que estoy narrando, precisamente me encontraba en el golfete del río Dulce y allí era mi mundo en ese instante... Ella se sentó a mi lado en la mesita, pero hasta que me jalo de la camisa, logre de forma abrupta desconectarme de mi novela.

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Allí comenzó todo.

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¡Hola! ¿Cómo has estado? le pregunte cariñosamente a la vez le tomaba de las manos, sentí un escalofrió intenso que recorrió todo mi cuerpo. ¡Bien! estoy muy bien mirándome con esos ojos color esmeralda, mezclados con un círculo ámbar que me hacían amarla...en silencio, pero igual, la amaba.

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Te quedas, quiero presentarte a un amigo que vino recién de tierras lejanas, trate de comprometerle, pero no cayó en mi juego.

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Gracias, me agradaría, pero sucede que tengo una cita... OK, pero me dio gusto, un enorme placer volver a verte.

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Es más, quisiera ver si te puedo llamar. Hubo un silencio sepulcral entre los dos, pasaron una y mil cosas en un segundo, hasta el beso apasionado que detono en un encuentro que la misma Luna, se retiró, para dejarnos en la absoluta oscuridad, segura que nos entenderíamos entre sombras...dos cuerpos...

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¡No! ¡No! ¡No!...no quiero verte, nunca más. Cerrando toda esperanza. Vi como una lágrima brotaba y recorría una dolorosa ruta a través de su mejilla. Entonces comprendí que ella, aún me amaba.

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Continuará…

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